La edad, junto a otros factores como la exposición solar, la gravedad, el estrés y hábitos tóxicos, repercuten en nuestro rostro. Con el paso del tiempo, comienza a presentarse flacidez de la piel y de los músculos de la cara, que determinan descenso de las diferentes estructuras faciales; además se produce reabsorción ósea y de la grasa, provocando el envejecimiento del rostro y del cuello.
El lifting consiste en diferentes técnicas quirúrgicas, cuyo objetivo es el de reposicionar estas estructuras para devolver un aspecto juvenil a la cara y el cuello. Suele asociarse a cirugía de parpados, lifting de cejas, rellenos con grasa, peelings y aplicaciones de Botox®, entre otros, para obtener un rejuvenecimiento global del todo el óvalo facial.
Las incisiones se hacen en pliegues naturales para que sean poco visibles con el trascurrir del tiempo. El procedimiento se realiza con anestesia local, asistida por sedación, el paciente está dormido y sin dolor durante toda la intervención. Es una cirugía ambulatoria y permite la reinserción laboral en pocas semanas. Como en cualquier procedimiento quirúrgico, aunque sean mínimas, existe la posibilidad de sangrado, infección y complicaciones con la anestesia. Los hematomas y la inflamación desaparecen en pocas semanas.